Roselia Chaca / Tinta Brava
Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.- Anastasia desgrana una mazorca de maíz con respeto, sin prisa, pero no es cualquier mazorca, es uno especial, con doce surcos bien marcados. Con una tranquilidad contagiosa, sus manos ponen orden a los102 granos esparcidos en una mesita de madera frente al altar de los santos y las vírgenes, se persigna, pide permiso y comienza a platicar, con lo que a partir de ahí, es un maíz sagrado, el que adivina.
En uno de los callejones de San Juan Guichicovi, en la zona del Bajo Mixe del Istmo de Tehuantepec, Anastasia tiene un diminuto cuarto que apenas entran cómodamente cinco personas. En el lugar recibe a enfermos, moribundos o simplemente personas que consultan su porvenir. Ella es clara con todos; creer y escuchar lo que el maíz platica, todo bajo la mirada de las vírgenes y santos que le fueron obsequiados a Anastasia, previo sueño.
Antes de comenzar con la lectura del maíz, Doña Tacha como también se le conoce en el pueblo, le pide a la persona descubrirse el torso para arrancar con la sanación a través de un huevo de gallina que recoge los malos aires que lastiman el cuerpo y el alma, seguido de “rameadas” de albahaca con un preparado especial de sustancias curativas, durante el proceso Anastasia no deja de rezar en mixe y en español.
La cuenta
Después de la sanación, gira sus manos sobre el maíz hasta dar orden, completamente en mixe les pide permiso para platicar. El maíz le concede la gracia y así comienza uno de los rituales que en la época prehispánica formaba parte del arte adivinatorio del mundo mesoamericano: la lectura del maíz.
En la primera lectura, mantiene en el centro de la mesa los 102 granos, el maíz sobrante de la mazorca lo aparta en un extremo de la mesa; los seleccionados los acomoda, a veces diez grupos de cinco granos, otras, catorce grupos de cinco granos, hasta dibujar un círculo, lo que llama, la casa del enfermo o de la persona que pregunta su futuro.
Dentro del círculo coloca varios grupos de cinco, representando a la persona, mientras que el maíz sobrante (uno, dos o tres granos que no logran formar un grupo) determina el mal que aqueja a la persona o la respuesta a su pregunta, lo que sólo Anastasia sabe deducir, es el don que se le concedió.
Después de la explicación de Anastasia, encomienda acciones para sanar o para tomar mejores decisiones en el futuro, la sabiduría está en sus reflexiones y recomendaciones. Antes de la retirada, coloca sus manos, con el maíz leído, sobre la cabeza de la persona mientras reza y pide buen camino, al final, recomienda tirarlas en un lugar lejano en dirección de donde se oculta el sol.
El don
Anastasia Castellanos Ocaña tiene 70 años, pero desde la adolescencia se le anunció en sueño que tenía el don de la sanación, no lo aceptó hasta ya entrada la madurez, cuando nuevamente se le apareció en sueño un anciano recordándole el regalo divino, después, también en sueño, dos personas que se presentaron como mazatecos le enseñaron como contar el maíz, por último, dos angelitos en revelación le dijeron que era un don que ya no podía rechazar.
“Así acepté mi don, la de sanar y leer el maíz. Después de todo eso, me preparó la señora Fidelfa Francisco, ella fue mi madrina, ella también nació con el don de sanar el mundo y leer el maíz. De todos lados vienen a buscarme, a veces voy a curarlos a ciudades lejanas. Todo lo hago frente al altar, frente a los santos, con el permiso de la madre tierra.”
Un lenguaje a punto de morir
Para el historiador zapoteca Víctor Cata, los 102 granos de maíz están relacionados con el tiempo, con los ciclos del calendario en algunas culturas indígenas, que eran de 51 años, por lo que el conteo de 102 se refiere a dos ciclos.
“En cuanto a los grupos de cinco granos de maíz, tienen que ver con los cinco rumbos del universo. Además, hacen montones de 40 granos, lo que está relacionado con la cuenta vigesimal. Sin saberlo, practican un lenguaje metafórico prehispánico, un lenguaje que está a punto de morir.”, explica.
De acuerdo con la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana, la lectura del maíz es un “método diagnóstico utilizado por adivinos para conocer el origen de una enfermedad y el tratamiento para curarla. En algunos grupos indígenas del país se utiliza para conocer el estado del tiempo y averiguar el paradero de personas extraviadas”.
Este ritual que data de la época prehispánica y forma parte del arte adivinatorio del mundo mesoamericano lo practican los nahuas, huastecos, tzotziles, tlapanecos, purépechas, mazatecos, zapotecos y mixes en Oaxaca. En San Juan Guichicovi, según la autoridad municipal, solo cuatro personas leen el maíz.