- Hoy en día es un promotor científico del CCYTET, estudió Ciencias de la Educación en la UJAT y además de su labor científica, es docente de un conocido colegio.
Alejandro Félix Hernández, quien fue reconocido como “Niño de 10”, compartió su experiencia y cómo este reconocimiento ha influido en su vida. Fue en su último año de primaria en el año 2011 cuando alcanzó este distintivo, una etapa que recuerda con gran cariño.
Hoy Alejandro es un promotor científico del Consejo de Ciencia y Tecnología (CCYTET). Estudió Ciencias de la Educación en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) y además de su labor científica, es docente de un conocido colegio.
“Cuando te dicen que va a llegar alguien famoso, que van a hacer un evento y que te van a regalar cosas, te hace sentir muy bien. Es algo que me quedo sin palabras para describir”, añadió con nostalgia Alejandro, quien espera que eventos como este continúen realizándose y que cada año más niños puedan vivir esa experiencia.
El impacto del programa “Niños de 10” no solo se limitó a su infancia. Hoy en día, Alejandro como miembro activo del Consejo de Ciencia y Tecnología fomenta el conocimiento científico entre los más jóvenes y en esta ocasión especial da pláticas a los padres de los “Niños de 10. “Me siento muy feliz de poder contribuir”, comentó en entrevista con Tabasco Hoy, periódico diario del Grupo Cantón.
Destaca que la gratificación que recibió durante su infancia lo impulsó a seguir buscando oportunidades para aprender y ayudar a los demás. Señalando que a sus 25 años, el programa Diseñado por Don Miguel Cantón Zetina, sigue en su mente y en su corazón.
En su labor dentro del consejo, inspirar a los niños. “Esa semillita que se siembra va a terminar floreciendo y podemos estar hablando con el próximo astronauta o docente”, dijo con entusiasmo. Para él, cada interacción cuenta y la posibilidad de influir positivamente en la vida de los niños es una motivación constante.
Alejandro Félix Hernández es un claro ejemplo de cómo un reconocimiento puede marcar la diferencia en la vida de un niño y cómo ese impacto puede ser multiplicado al convertirse en un agente de cambio en su comunidad. Su historia resalta la importancia de fomentar el talento y la curiosidad desde temprana edad, sembrando esperanza para el futuro.